Cada vez que publicamos una foto en Facebook, escribimos en Twitter o posteamos en un blog, estamos dejando una huella digital. La red se ha convertido en un elemento más de construcción de 
nuestra identidad, y no sólo en ambientes digitales, ya que cada vez más ésta tiende a trascender a la vida real.
La presencia de Internet más allá de Internet es innegable, es decir, que muchas de las actividades que realizamos en la red traspasan el carácter digital para tener consecuencias fuera de ella. Por ello ya no es extraño que la huella digital de un usuario pueda repercutir en su futuro laboral, manchando de alguna forma su currículum y afectando directamente a su credibilidad, fiabilidad o compromiso. Ya no basta con pasar una entrevista de trabajo, sino también que den el visto bueno al comportamiento y contenido publicado en la web, ya sea a partir del usuario mismo o de lo que los otros publican u opinan sobre 
él.
Es por eso por lo que debemos cuidar nuestra imagen en la red, un cuidado entendido no como una forma de censura, sino más bien como una forma de pararse a pensar antes de publicar cualquier cosa.
Los comentarios poco apropiados en las redes sociales son algo que, por supuesto, pueden venir de cualquiera, pero en el caso de los famosos tienen mucha más visibilidad. No son pocas las veces en las que personas que tienen un reconocimiento público la han cagado en las redes sociales. En Twitter hay una palabra para nombrar todas esas metidas de pata: tuitidio, un “suicidio” de la reputación online.
La clave para que estas cosas no ocurran está en reflexionar sobre el alcance de las publicaciones antes de exponerlas en una red social, si lo que un internauta escribe está afectando a su propia privacidad o a la de los demás, etc. En Pantallas Amigas, web de la que ya hablamos en otra entrada, tratan temas especialmente dirigidos a los adolescentes (aunque es extensible a todos los usuarios), relacionados con la privacidad, seguridad y el uso responsable de Twitter.
Lo que está claro es que en una sociedad como la actual, en la que tienen gran importancia los entornos digitales, la identidad digital se construye con todo aquello que la red dice de ti, ya sea porque lo hayas publicado tú o tus conocidos. Tanto la reputación online como la huella virtual van adquiriendo forma desde el momento en el que una persona entra a formar parte del circuito de las redes sociales, sobre todo dependiendo del uso que haga de éstas, y es por eso por lo que es importante pensar antes de.
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